El plasma es la parte líquida de la sangre, es transparente y amarillento y está formado por agua, sales minerales y una gran cantidad de proteínas. De los 5 litros de sangre que tiene de media una persona de 70 kilos, unos 3 litros son de plasma. Del plasma se extraen algunas proteínas que no se pueden fabricar y que son vitales para algunos enfermos.
Estas proteínas son consideradas medicamentos y se les conoce como hemoderivados. Tienen diversas funciones, las más utilizadas son las defensas o los agentes que intervienen en la coagulación, entre otros.
Cuando un donante hace donación de plasma, se aíslan diferentes tipos de proteínas. Hacen falta muchas donaciones de plasma para juntar las proteínas de un mismo tipo y hacer una dosis de medicamento.
Y por lo tanto, se necesitan muchos donantes para obtener estos tratamientos únicos que sólo se obtienen por esta vía porque no se pueden fabricar, al contrario que ocurre con los fármacos 'convencionales' que elabora la industria farmacéutica y que encontramos en las farmacias.
El Banco de Sangre es el responsable de extraer el plasma de los donantes, velar por el proceso de aislamiento de las proteínas y suministrar estos medicamentos a los hospitales que lo solicitan.
Los 'medicamentos' que se extraen del plasma de los donantes son:
- Les Inmunoglobulinas:
- Sirven para enfermos con inmunodeficiencias congénitas: Del plasma se extraen los anticuerpos que forman el sistema de defensas del organismo. Los enfermos con inmunodeficiencias congénitas representan el 50% de los receptores de inmunoglobulinas y son pacientes que tienen problemas con la fabricación de defensas para luchar contra las infecciones. Este medicamento es para muchos de ellos la única alternativa de tratamiento, ya que los dota de las defensas que no tienen.
Sirven también para el grupo de las enfermedades autoinmunes; un uso que cada vez se está ampliando a más patologías, algunas de ellas son de carácter neurológico, como es el caso del Síndrome de Guillain-Barré, la Miastenia gravis, el Lupus, las trombopenias autoinmunes o las anemias hemolíticas autoinmunes.
- Sirven para enfermos con inmunodeficiencias congénitas: Del plasma se extraen los anticuerpos que forman el sistema de defensas del organismo. Los enfermos con inmunodeficiencias congénitas representan el 50% de los receptores de inmunoglobulinas y son pacientes que tienen problemas con la fabricación de defensas para luchar contra las infecciones. Este medicamento es para muchos de ellos la única alternativa de tratamiento, ya que los dota de las defensas que no tienen.
- Factores de coagulación: son las proteínas que hacen que la sangre se coagule cuando hay un sangrado. El más conocido de estos factores es el Factor 8. Las personas que tienen déficit de este factor son los que sufren la Hemofilia A. Este es el grupo más grande de beneficiarios de este medicamento. También están los casos de déficit de Factor 9, más minoritarios.
- Albúmina: es la proteína mayoritaria del plasma y tiene muchos usos. Su uso principal e histórico es el de administrar en traumas o grandes sangrados, cuando hay una gran pérdida de volumen sanguíneo. La albúmina contribuye a que el agua de los tejidos del cuerpo pase a la sangre y evita la primera causa de muerte en estos casos, que es la pérdida de volumen de sangre. También hay algunos enfermos que tienen déficit de albúmina, como los que padecen cirrosis hepática.
- Fibrinógeno: Es la proteína final de la coagulación. Y la necesitan los enfermos con déficit de fibrinógeno, una enfermedad congénita. Y también para enfermos con grandes hemorragias que sangran mucho, como es el caso de las hemorragias postparto o los politraumatismos. Ayuda a disminuir el sangrado.