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Antes del trasplante, descubrieron que mi sangre era especial

Júlia Hernández, trasplantada de hígado

Receptora Julia Hernandez Hacía años que me hacían el seguimiento del hígado en el Hospital de Sant Joan Despí Moisès Broggi porque lo tenía graso e inflamado. Pero últimamente estaba más amarilla y me encontraba mal. Así que en 2017, el médico me hizo una batería de pruebas y detectó que tenía tumores. Inmediatamente me pusieron en la lista de espera para un trasplante de hígado, entonces me hicieron un cateterismo y a esperar que me avisaran antes posible. En aquellos momentos, yo ya había perdido muchos quilos porque había estado cuidando a mi hermana enferma y antes, a otro hermano.

Descubrieron que mi sangre era especial

Lo que yo no sabía es que, a estas alturas de la vida, descubriría que mi sangre era 'especial'. Fue durante los preparativos previos al trasplante, que me dijeron que tenía una sangre muy especial, de un grupo sanguíneo muy raro. Y yo, de hecho, tengo tres hijas y la única transfusión que me hicieron fue por una ligadura de trompas que me hice ya de mayor. Era la primera y única vez que me transfundieron sangre y sin ningún problema. Me explicaron que el peligro era ahora si, por segunda vez, necesitaba sangre para el trasplante, porque mi cuerpo ya había creado anticuerpos contra la sangre que no fuera de mi grupo.

Me dijeron que había muy poca sangre de mi grupo sanguíneo

Me dijeron que había muy poca sangre de mi grupo sanguíneo y yo les dije que porque no me sacaban sangre mía. Y así fue, el equipo médico decidió sacarme tres bolsas de sangre, aunque de entrada, los médicos querían evitarlo por cuestiones de salud, por el proceso oncológico en el que estaba y por la debilidad. Pero finalmente, esta fue la solución . Receptora Júlia HernandezEsta es una historia con final feliz para mi, aunque con varios obstáculos. Pasé por 3 falsos avisos de trasplante antes del definitivo, y hace 6 meses me operaron con éxito. Por ahora me encuentro bastante bien. Aunque llegar al día de la operación, me costó lo suyo. El primer aviso fue el más animal porque ya estaba en el quirófano cuando el anestesista me dijo que el hígado no era válido. Lloré mucho. Pero como soy muy positiva, sabía que tarde o temprano, lo conseguirían. Fue después de tres veces de avisarme y al final lo conseguí. Y lo más curioso, es que no tuvieron que ponerme ni una gota de sangre. La operación fue muy bien. Y estoy muy agradecida a todo el equipo médico.